Cuando escuché la
palabra portafolio inmediatamente tuve una imagen mental de una carpeta dónde
se guardan cosas; a partir de ahí, pregunté y me contestaron diferentes cosas
que a la larga la gente se imaginaba lo mismo, partiendo del sentido común.
Hice la pregunta de qué era un portafolio a mis padres, quienes son docentes, y
me contestaron que es una herramienta pedagógica, la cual se utiliza para
organizar información y conocimientos de
acuerdo a jerarquías, importancia, tiempo o funcionalidad. También me comentó
mi padre que en aula es muy importante tener uno, o varios, y que éstos eran
imprescindibles para las evaluaciones de los procesos en el aula. Entonces no
quise quedarme sólo con la definición de ellos sino que a partir de ahí empiezo a cambiar mi idea
sobre lo que era un portafolio. El diccionario lo define como una “cartera de
mano”, pero en realidad no es sólo de mano; junto con las nuevas tecnologías
puede ser una carpeta no física (Tecnológica y/o Electrónica) en dónde se
archiva una información específica; Entonces el portafolio no solo se dedica a
la acumulación de simples archivos, sino que tiene un fin determinado, si es en
el ámbito pedagógico, es una herramienta para mejorar, reflexionar y
retroalimentar, y le sirve tanto al que lo hace, como al que lo revisa.
El portafolio debe contener
más que sólo una simple recolecta de documentos, además debe poseer una selectiva
recolección (que parte de la observación) ya sea hecha por el alumno, por el
docente o por otros participantes en el proceso académico, dando respuesta a:
conocimientos, progresos, estrategias, herramientas, lúdicas, talleres, entre
otros. Para lograr determinados objetivos y que se porte entonces como un
“instrumento de aprendizaje”. Para Dapiaggi (2002), Es una estrategia que
promueve la creatividad, destrezas del
pensamiento y también estimula a los estudiantes a trabajar en grupo.
La selección de
trabajos que constituyen el portafolio se realiza de manera sistemática al
construir una secuencia cronológica permitiendo observar, como se mencionó
anteriormente, una evolución de conocimientos, habilidades y actitudes del
alumno, o del docente en una o más asignaturas. García (2000), plantea que
acompañado de una narrativa reflexiva elaborada, por quien lo construye, ésta
misma posibilita la comprensión del proceso de aprendizaje del estudiante, pero
también del propio docente. Convirtiéndose en una herramienta realmente útil.
Últimamente se ha constituido fuertemente como una alternativa para la
evaluación. Para los docentes Dapiaggi (2002) menciona que ellos pueden utilizar
este procedimiento reuniendo los datos provenientes de su trabajo y crecimiento
profesional, agrupados y redactados por ellos mismos con cuidadosa reflexión,
compartido con colegas (también con estudiantes) y con posibilidad de ser
presentado para la discusión o debate público en ámbitos adecuados (encuentros,
jornadas, congresos) para reflexionar sobre las concepciones de la buena
enseñanza. La reflexión y el análisis de estos materiales le otorgan al
profesor un andamiaje para aprender y teorizar sobre la experiencia. El trabajo
con portafolio es una estrategia que contribuye al desarrollo profesional,
potencializando el involucramiento de padres de familia. Y además de todo, el
portafolio es muy ventajoso cuando se usa como instrumento de investigación. A manera clara García (2000) y Dapiaggi (2002),
dicen que lo principal para que un portafolio sea útil debe de tener: Autoreflexión,
Autoevaluación, Aprendizajes del
aprendizaje (French 1992), compromiso de atención y focalización a problemas
específicos.
En cuanto a los tipos
de portafolio García 2000 citando que hay dos maneras de hacer portafolio 1.
Clasificándolos en necesidades enriqueciendo en la documentación y grado en el
que se puedan exhibir. (Danielson ; Abrutun 1999) 2. Luego los clasifica sobre la importancia de
producción de los alumnos y las observaciones del docente (Shores; Grace 1998)
A manera de conclusión
la herramienta pedagógica del portafolio se ha juntado a través del tiempo para
diferentes usos, ya sea por el docente o por los alumnos, con el fin de
facilitar la administración eficiente del trabajo, contribuyendo a un mayor
aprendizaje significativo para la transformación del conocimiento de tal manera
que el estudiante le sea fácil la recuperación y transmisión en su memoria de
manera rápida en cualquier situación determinada, y no sólo del conocimiento
sino a través de este instrumento el docente puede conocer las actitudes del
estudiante (que lo que un estudiante produce es diferente a lo que pueda
producir otro, etc.), para que en un
ejercicio posterior pueda reflexionar y retroalimentar su práctica pedagógica
para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
TÓMATE TU TIEMPO PARA HACER UNO...
REFERENCIAS.
García,
E. Algunas
aplicaciones del portafolio en el ámbito educativo. Chihuahua. México. 2000
Dapiaggi,
S. Aplicación del “portafolio educativo”
para evaluación. Buenos Aires. Argentina 2002.
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