domingo, 7 de septiembre de 2014

TÓMATE TU TIEMPO PARA FORTALECER EL HÁBITO LECTOR

A partir de la experiencia y la praxis profesional he podido observar las dificultades muy comunes al momento de enfrentarse a la lectura, por ello adjunto unas láminas que te permitirán fortalecer tus habilidades lectoras y si no las tienes, de alguna manera, poder adquirirlas.

Se usan de la siguiente forma: 
Toma un cronómetro y no te llevarás más de 120 segundos (2 minutos) para ejecutar la actividad. En la imagen que se te proyecta hay unas líneas horizontales, las cuales simulan las líneas de texto, que construyen los escritos, como este, comienzan normalmente de izquierda a derecha, ya que ese es el sentido que toman las lecturas en occidente. Seguidamente usted observará unas líneas diagonales que unen las líneas perpendiculares, éstas (las diagonales) sirven para orientar el ojo para que haga el ejercicio adecuado de lectura. No utilice sus dedos, lápices o bolígrafos para realizar el ejercicio, pues lo que nos interesa es la coordinación del ojo en el texto. 
Ahora bien en 120 segundos cuántas veces logra llegar, sin salirse - o perderse- del hilo conductor de las líneas que simulan un texto, desde el punto A (la parte izquierda superior de las líneas) hasta el punto B (La parte derecha inferior de las líneas). No se asuste, pues, sentirá en el primer ensayo desde que no es fácil hasta dolor de cabeza. 

Revise en esta imagen lo que se espera del ejercicio: 



Finalmente recuerde que si en los 120 segundos ya ha llegado al punto B, no pierda tiempo y vuelva a comenzar. Divida los ensayos tres veces por día para un total de 6 minutos diarios. 

Éxitos.


miércoles, 9 de abril de 2014

DIFICULTADES DE APRENDIZAJE Y EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

En estos días me mantuve realizando informes de mi praxis diaria, el desempeño de estudiantes universitarios que presentan dificultades, las cuales se manifiestan impactando su rendimiento (promedio) académico y llegué a una conclusión:
LA CUESTIÓN ES MULTIFACTORIAL.

Resulta interesante saber qué factores son los “culpables” del no éxito de nuestros alumnos, parece ser que todo, y todo es todo, radica principalmente en la inmadurez de los procesos emocionales, comportamentales y neurobiológicos, siendo las funciones ejecutivas las más complicadas de desarrollar, es decir, cuando los jóvenes llegan a los ambientes universitarios no poseen la suficiente capacidad para sobrevivir a estos, súmele que los docentes siguen replicando un modelo educativo magistral desarrollado entre las décadas de los 60 y 70, los estándares cada vez más gringos, cada vez más europeos, cada vez menos nuestros, las políticas institucionales con sus mecanismos de calificación que siguen disfrazados con un elegante vestido llamado evaluación integral y para ser la guinda del pastel (o del pudín como se dice en Barranquilla) la mayoría tiene que esforzarse para luego salir a trabajar, para luego salir a pagar el préstamo educativo, además de eso agréguele un período lleno de cambios en prioridades que cada vez nos acercan a algo temible y oscuro, el mundo adulto.

Nuestros ejércitos de jóvenes que ingresan al sistema de educación universitaria deben contar con un cierto nivel de organización y planificación, manejo de tiempo, toma de apuntes, adecuados niveles de procesamiento de información, grandes reservas de memoria, saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles, entre otros; sin embargo aunque sean características principales para el éxito, y aprecia que esta población por razones de edad u otras no cuente con la suficiente autonomía y en algunos casos madurez emocional y cognitiva para asumir y generar estas conductas pueden que le lleven de manera expedita a la graduación.
Hay que tener algo claro y es que en consecuencia de lo mencionado anteriormente  pueden aparecer las temidas y muy nombradas dificultades de aprendizaje, las cuales pueden ser de TRES tipos:

A)     Transitorias o situacionales.

B)      Moderadas que pueden ser por afecciones madurativas.

C)      Leves y moderadas como secuela de los estudios escolares, las cuales se mantienen latentes.

Recordando, pues, que no es sólo en la época de instauración del proceso de lectura y escritura por allá en los primeros años de educación primaria es donde solemos tener niños con dificultades para cálculos, resolución de problemas, comprensión de lectura, fatiga e hipotonía muscular, muchas veces estas sintomatologías son dejadas a un lado cuando, aparentemente, el joven logra mantener su rendimiento académico dentro de nuestros maravillosos estándares de educación regular y cuadriculada, y ¡Oh sorpresa! Unos años más tarde ese es el chico que llegó a la universidad y repite la materia 3 veces, 4 veces, se cambia de carrera, odia al maestro, odia al mundo, etc. ¿Te resulta familiar? Posiblemente hayas estado una y mil veces frente a ellos. Después de un tiempo de revisión teórica y práctica la sintomatología asociada a las dificultades surge la pregunta ¿Qué hacer con las persistentes apariciones de estas alteraciones tan frecuentes?  La respuesta podrá sonar obvia pero no es tan sencilla…

Desarrollar habilidades y destrezas cognitivas individuales y no grupales (estandarizados, reglamentados, normativos).

Si desarrollamos estrategias y les brindamos las herramientas suficientes podemos permitirles que se facilite la funcionalidad cognitiva y ejecutiva requerida en el proceso de aprendizaje, con énfasis principalmente en la función cognitiva llamada atención, ya que su proceso sirve como mediador entre procesos internos (memoria, aprendizaje, percepción, motivación) y los estímulos del medio.
La atención está fuertemente ligada a la velocidad de procesamiento y en esa estación de relevo permanente conocida como la memoria de trabajo, donde en mi concepto es la cuna del aprendizaje significativo. El proceso atencional además de ser un proceso neurobiológico es emocional, comportamental y actitudinal, por ello si se desarrollasen simultáneamente habilidades visuales, espaciales y motoras ¡Eureka, has mejorado el pronóstico de ese muchacho!  Ya que darán resultado en la focalización atencional en cada una de las situaciones a las que el estudiante se enfrente.

La rehabilitación cognitiva suele ser compensatoria o remedial, basta con saber  cuál es el nivel de severidad e incidencia de la dificultad para saber qué tipo de tratamiento es necesario. Hay casos que con solo trabajar la coordinación ojo-mano (proceso que debió darse en el momento del gateo en la infancia) los resultados mejoran.  Revise cuál es el principal problema e intervéngalo mediante estrategias pensadas individualmente, buscando siempre la funcionalidad y el éxito del joven. 

TÓMATE TU TIEMPO PARA LEER... Y APRENDER.